Iba a continuar con un tema cercano al de los dos días anteriores, cuando leo -apenas oido la radio y la televisión en estas fechas- las descabelladas declaraciones de Pablo Manuel Iglesias Turrión, que dicen que es ministro y hasta vicepresidente del Gobierno, sobre la democracia en España y particularmente en Cataluña. Con gente de esta calaña he ido aprendiendo a distanciarme y a contenerme, como una práctica más de supervivencia mental cotidiana, pero no sin dar un juicio elemental, libre y sincero en cada caso. Y en este de ahora, dada la esperpéntica reacción de la verborreica portavoz oficial del Gobierno, y el silencio de su presidente, solo me queda decir que me parece la enésima muestra de la decadencia, de la decrepitud, de la degradación de este Gobierno de coalición, con la mayor colección de contradicciones y de paradojas entre los Gobierno del mundo.