La oración de Jesús. El Padre Nuestro
Mt 6, 5 -15 y Lc 11, 1- 4
Jesús enseñaba también a orar a sus discípulos.
No como aquéllos que oraban
en las sinagogas y en las esquinas de las plazas
para ser vistos por la gente,
sino a solas y en secreto, que Dios ve
y donde Dios recompensa.
Sin hablar mucho, como aquellos que piensan
que su palabrería será escuchada.
¡Dios sabe bien lo que cada uno necesita
antes de pedírselo!
Un día les puso como ejemplo
esta breve oración,
densa y lacónica,
y facil de recordar:
Padre,
santificado sea tu Nombre,
venga tu Reino;
danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras deudas
como nosostros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos lleves a la prueba.
(Que Dios se revele como Padre
de una vez por todas en el tiempo final.
Que todos conozcan al único y genuino Dios,
confíen en sus promesas y observen sus preceptos.
Que venga el reino de Dios.
Que venga Dios a reinar de un modo pleno,
con todo su poder y gloria,
sobre el mundo, del cual es rey.
Que nos dé el pan del tiempo presente
y el pan del reino final.
Y nos libre de la última prueba
entre el mal y el bien).