El absurdo e impopular proyecto, llamado Superliga, lanzado por los Florentino y Laporta de España, Italia e Inglaterra, ha tenido, a las 48 horas de su vergonzosa proclamación, el final que se merecía. Y gracias a la rebelión de los aficionados ingleses, que han puesto contra las cuerdas a los directivos de sus clubes, forzados a dimitir, o, al menos a retractarse y pedir perdón. Lo que no ha ocurrido hasta ahora en España, para vergüenza propia. Unos señoritos, que confunden su palco con el fútbol y el fútbol con su arrogancia, soberbia y ganas de ganar más dinero todavía, han querido poner en cuestión todo el sistema del fútbol europeo -que, si merece reformas, no merece contrarreforma semejante-, al servicio de su egoísmo elititista y ridículo, despreciando hasta el escarnio, intento caritativo incluido, el deporte de base y el deporte de miles de clubes locales y provincianos.
La mejor manera de salir de este olímpico fracaso para los señoritos Laporta y Florentino es irse a su casa. Y seguir viendo los partidos de la WEFA y de la FIFA.
¡THE FOOTBALL IS FOR THE FANS!