El Dios de Carmen Laforet

 

             Carmen Laforet Díaz, de padre catalán y madre toledana, nació en Barcelona en 1921 -estamos , pues, en su centenario- y murió en Majadahonda, tras un penoso y largo Altzheimer, en 2004. En 1944 ganó el primer premio Nadal de novela, con Nada, uno de los libros más leídos de la litetatura española. Casada con el escritor Manuel Cerezales, del que se separó en 1970, y madre de cinco hijos, tres de ellos escritores, escribió otras cuatro novelas largas, once novelas cortas y relatos, y cinco libros más de viajes y correspondencia, uno de ellos con las cartas cruzadas con el novelistas  español Ramón J. Sender. Nacida en una familia católica tradicional, y, abandonada después toda práctica religiosa, ella misma afirma que en 1951 se convirtiió a la fe católica, en cuyo proceso tuvo mucho que ver el ejemplo y la amistad de Lilí Álvarez, la famosa escritora y tenista madrileña. Su tercera novela Una mujer nueva (premio nacional de Literatura, 1955) es la recreación de ese cambio espiritual.

Me ha sucedido algo milagroso, inexplicable, imposible de comprender para quien no lo haya sentido y que, sin embargo, tengo absolutamente la obligación de contar a los que quiero…(…) Sé que no se puede comprender, porque yo no lo comprendo. Y no sé por qué a mí, a mí, me ha sucedido. (…) Dios me ha cogido por los cabellos y me ha sumergido en su misma Esencia. Ya no es que ho haya dificultad para creer, para entender lo inexpresable. (…) Es que no se puede no creer.

Es una llamada, una hoguera, un deslumbramiento, una claridad de maravilla. Es como si se abrieran dentro de mi las puertas de la Eternidad.

A veces siento Su Presencia y otras no, pero Él está en mí. El Espíritu Santo, al que yo tanto he invocado, ha  atendido mis súplicas.

Este no es un movimiento sin sentido, que, si es difícil seguirlo, cada paso que se da hacia él está colmado de la única alegría verdadera y posible, y que hacia esa Alegría, Luz y Felicidad se les llama.