Sahagún, tercera etapa de las Edades del Hombre de este año, es un municipio leonés compuesto de doce pequeñas entidades, que suman 2470 habitantes. Nacido, en el Camino de Santiago, en torno del monasterio benedictino de San Benito (s. XI), dedicado a los mártires San Facundo -que le dio el nombre-, y San Primitivo, legionarios romanos convertidos al cristianismo, llegó a tener Universidad en el siglo XV, que a finales del XVI fue trasladada a Irache, en Navarra. Hoy sigue luciendo seis iglesias y las ruinas, tras el arco imponente de San Benito, del primitivo y real monasterio, suprimido en 1820, durante el Trienio Liberal. En el santuario La Peregrina, patrona de la villa, del convento franciscano, románico mudéjar, levantado en en 1257, actual Centro de Documentación del Camino de Santiago desde 2010, se recoge la primera parte de esta tercera etapa de la Exposición sobre Santa María durante la vida pública y la pasión de Jesús, su hijo.
El primer signo llevado a cabo por Jesús en presencia de María en Caná de Galilea está representado en la tabla del taller de Fernando Gallego, a finales del XV, para la iglesia de Arcenillas, de Zamora, y hoy situada en su catedral. Pronto comienzan los cuadros y esculturas sobre la Pasión de Jesús y de María. Pedro de Mena, Jacob Van Cotiem Alonso Sedano, Juan de Valmaseda, Luis de Morales, Alonso Berruguete, Alonso Cano… Los modernos Francisco Rizi, Felipe del Corral, Juan Antonio de la Peña, Francesco Galleano… Y los contemporáneos María José Gómez Redondo, José Luis Alonso Coomonte, o Juan Carlos Savater… nos presentan sus Cristos en la Cuz, sus Madres dolorosas, sus Cristos yacentes, sus Entierros de Cristo, de manera variada y hermosa, a la altura de la más esmerada y pulcra iconografía en otro de los motivos más frecuentes y conseguidos en el arte universal. Los Museos de las diócesis castellano-leonesas, sus catedrales, sus iglesias y conventos, la universidad de Salamanca, y alguna que otra contribución desde el resto de España, proveen esta riquísima colección.
Con los misterios gloriosos de María, e inspirados en la popular oración Salve Regina y en los escritos mariológicos de los Santos Padres y algunos santos posteriores, los organizadores de esta edición de las Edades del Hombre han rematado la muestra actual en honor de Santa María en la iglesia románica-mudéjar de San Tirso de Sahagún, bien visible y conocida por su torre rectangular con arquerías de herradura y apuntadas.
La resurrección de Cristo, fundamento de la historia humana y cristiana e inicio de un tiempo nuevo, no tiene, por su dificultad, una iconoografía copiosa como el Nacimiento o la Pasión, pero tampoco quedó olvidada. Ahí está la tabla del anónimo hispano-flamenco, Resurrección, de la iglesia de San Salvador deToro, o la escultura encargada por la organización de Las Edades al contemporáneo Antono Oteiza (2020), Cristo victorioso. Otros episodios, bíblicos o no, la Ascensión, la Venida del Espíritu Santo, la Dormición de María, la Asunción, la Coronación están reviividos en cuadros o tallas de Juan de Valmaseda, Juan Martínez Cabezalero, Juan Ortiz el Viejo, José de Ribera y Pieter Coecke Van Aelst, repectivamente. A los que hay que agregar varios que presentan a María en relación con santos devotos suyos: San Ildefonso de Toledo, San Bernardo, Santa Catalina de Siena y Santo Domingo de Guzmán, o Santa Teresa de Jesús. Son de notar, entre las últimas joyas de la Exposición, una talla de La Divina Pastora, de Luis Salvador Carmona; la Virgen Peregrina, patrona de la Hermandad de su nombre, hoy en el monasterio de las Benedictinas de Sahagún, procedente del monasterio franciscano local, así como la admirable talla de madera policromada de la Virgen con Niño, de Juan de Juani, con el delantal lleno de rosas.