(Jer 23, 1-6; Is 4, 2; Zac 6, 12)
Ay de los pastores, que dejan
perderse y desparramarse
las ovejas del Señor de Israel…
El recogerá el resto de las mismas,
las devolverá a los pastores genuinos,
donde podrán sustentarse y multiplicarse.
Con ellos
ninguna faltará
ni estará medrosa y asustada.
De David, pastor del rebaño israelita,
brotará un Germen justo:
un fruto de la tierra,
magnífico y glorioso,
prez y ornato de los liberados de su pueblo.
Un rey prudente y generoso
aplicará a todos el derecho
y sosegará a su gente.
Y todos le llamarán
la justicia de Dios.