Una belleza devaluada

 

          En su último libro traducido al castellano, el mismo año (2015) en que fue publicado en alemán, La salvación de lo bello, Byung-Chul Kan se despacha largamente sobe la belleza y la degradación de la misma. Califica la estética dominante hoy de dulzarrona y de fácil consenso. Objeto de agrado pasajero, ni consistente ni durable. Una belleza comodona y banal, que ni hiere, ni incomoda, ni remueve, como lo hace la verdadera belleza.

Kan tiene en mente, al titular du libro, la famosa novela de Dostoievsky, El idiota. Cuando el joven Hipólito, que está muriéndose de tisis  en su cama, pregunta al príncipe Myskin si reafirma que este mundo será salvado por la belleza y qué belleza salvará al mundo, el príncipe se callá, como se calló Jesús ante Pilatos, que le preguntaba por la verdad. Él quería, con su sola presencia y acompañamiento, decirle que la belleza que salvará el mundo es la compasión que comparte el dolor.