«El Infinito en un junco»

 

          Terminé hace unos días el libro revelación de la joven escritora aragonesa, que ha merecido llegar a la 40ª edición. No siendo una novela premiada, suena a milagro. He ido leyéndolo, poco a poco, como si fuera por aventuras o por lecciones, con el gusto de una novela histórica y el aprovechamiento de un libro de ensayo. Porque ahí ha estado la clave del éxito: mezclar sin confundir dos géneros literarios en torno al tema prtincipal de las bibliotecas, los libros, las ediciones, los lectores…, vivos como personajes.  Más novedosa -quizá debido a mi ignorancia- y mejor trabada la sección de Grecia que la de Roma, ahora quedo a la espera de un nuevo texto que recorra, siguiendo las mismas huellas, todo lo que queda de la historia, o, al menos, las apasionantes Edad Media y el Renacimiento. Qué solo es posible para quien haya pasado o pase por Oxford, Cambridge, Florencia, Bolonia, Roma, Madrid  y Zaragoza. O equivalentes.