En lo que respecta a la autonomía, prefiere la independencia de Euskadi un 14, 5%. Le gustaría una autonomía mayor a un 36, 2%; que conserve la misma que hoy, a un 30, 2%; que tenga menos autonomía que la actual desea un 3,4%, y que no tenga ninguna, un 2´7%. El sentimiento nacionalista vasco alcanza (escala de 0 a 10) una media de 5,3%. El referéndum que la mayoría prefiere es aquel que se lleve a cabo sobre los problemas del día y del lugar (68,5%) o sobre cuestiones de índole económica: presupuestos, fiscalidad… (61,7%). Todavía un 17% de jóvenes entre 16 y 24 años justifica la violencia política para conseguir fines políticos; en las demás edades, especialmente entre los mayores, es cassi residual.
Desean un cambio de Gobierno en Euskadi un 41,7% frente a un 30,1%. Mientras que un 39,1%, contra un 35,2ª lo desean para el conjunto de España. Una gran mayoría anhela la cabeza de una mujer en ambos casos. Pero, si un 70,8% cree que no habrá cambio en Euskadi en las próximas elecciones autonómicas, un 36,5%, frente a un 34,6%, cree que lo habrá en las próximas elecciones generales de España.
Por lo demás, la gran mayoría se pronuncia contra los recibimientos festivos a los ex-presos de ETA y contra el olvido sin más de la violencia etarra, a la vez que se muestra favorable al diálogo entre víctimas y victimarios y al relato que sea fruto del diálogo y compromiso sobre lo ocurrido.
La verdad es que me ha sorprendido el criterio mayoritario de los encuestados sobre el aprecio de la lengua materna en educación, antes principio sagrado, que ahora se saltan a la torera todos los Gobiernos naconalistas, y a la vez su indisposición contra la enseñanza concertada, quizás por ser la más mimada por el PNV y la más excepcional en toda España. El corto número de los que optan por la independencia era ya cosa sabida, pero esta respuesta ha de ser relacionada con ese alto número de los que desean una autonomía mayor, que en la cúpula del partido hegemónico y en muchos de sus votantes equivale a la confederación, con derecho de decisión, lo que los acerca demasiado a la independencia. Está claro que se trata, en general, por las respuestas dadas a la encuesta, de un País próspero, donde se vive bien y se sabe que se vive bien. Creo que el nacionalismo vasco, no solo como sentimiento, sino como principio regulador de toda la Comunidad, es muy superior a ese 5,3%. No hay más que mirar esa tabla de preferencias, que son las del nacionalismo moderado y radical. ¡Y qué malos son, desde esa perspectiva, la Monarquía y la Iglesia! La Iglesia española, ya se sabe. En cuanto a la relación con ETA, su terror (en la encuesta, solo violencia), y su memoria, las preguntas no son muy rigurosas y las respuestas son menos concretas de lo que debieran ser. El diálogo es con demasiada frecuencia un comodín comodísimo para desurdirse de cualquier compromiso y, aplicado al relato del terror, una manera de no ponerlo en su sitio y de no juzgarlo con criterio de justicia y de humanidad.