El Dios de Gregorio del Sinaí

 

          Monje del finales del siglo XIII y primera mitad del XIV, nació en Asia Menor y, tras un período de cautividad en manos de los turcos, hizo un largo periplo por diferentes monasterios, entre ellos el de Santa Catalina del Sinaí. Estuvo en el Monte Athos y acabo su vida en Macedonia, donde fundó tres monasterios. Fue el iniciador del movimiento llamado Hesicasmo, tradición del monte Sinaí y de los padres del desierto, consistente en la unión con Dios  por medio de la soledad, el silencio y la paz. La célebre colección Filocalia (amor de lo bello), impresa en Venecia, 1782, que recoge escritos de teólogos y místicos orientales desde el siglo IV hasta el XIV, incluye cinco libros de Gregorio del Sinaí. El monacato descubre en él su verdadero recorrido: del cuerpo al intelecto, del intelecto al corazón y del corazón al éxtasis.

-La sabiduría, movida por el Espíritu, es la potencia de la oración mental, pura y angelical, cuya señal en la oración es la mente toralmente liberada de formas, no viendose ni a sí misma ni cualquier cosa materialmente, siendo a menudo cubiertos los sentidos por aquella luz.

Considera que el conocimiento de la verdad es, ante todo, la sensación de la gracia. Todos los demás conocimientos hay que llamarlos expressiones de las ideas y demostraciones de las cosas.

-Cristo esparce su palabra como una semilla divina en los campos de las almas de los que le escuchan y es recibida según el estado de cada uno.

Cuando los sentidos corporales se unen a las potencias del alma adquieren  una misma energia y una sola forma; entonces conocen de un modo inmediato y fundamental lo humano y lo divino. Son capaces dec ontemplar la razón interna de cada cosa y son introducidos con toda pureza, en la medida que es posible, en la causa de todas las cosaa, la Trinidad.