Domingo de Ramos

 

Entrada mesiánica en Jeruslén

(Mc 11, 1-11; Mt 21, 1-11; Lc 19, 28-38; Jn 12, 12-16)

[Pueden verse los poemas sobre esta fiesta en todos los domingos de Ramos desde el año 2006]

 

Cuando Jesús y sus discípulos, cerca ya de Betfagé y de Betania,
al pie del Monte de los Olivos, se acercaban a Jerusalén,
mandó Jesús a dos de los suyos a traer un pollino
de algún amigo próximo, de quien no se dice el nombre.
Se juntaron allí numerosos amigos que el Maestro tenía en la ciudad.
Él sabía de memoria los versos que un profeta llamado Zacarías
había escrito en las últimas décadas del siglo cuarto,
después de la conquista de Alejandro el Macedonio:

¡Exulta sin freno, Sión,
grita de alegría, Jerusalén!
Que viene a ti tu rey,
justo y victorioso,
humilde y montado en un asno,
en una cría de asna
[montura de los príncipes antiguos].
Suprimirá los carros de Efraín
y los caballos de Jerusalén;
será suprimido el arco de la guerra,
y él proclamará la paz a las naciones.
Su dominio alcanzará de mar a mar,
desde el Río al confín de la tierra.

Traído el pollino, le pusieron unos mantos, y Jesús montó sobre él
iniciando la marcha festiva hasta el Templo.
Discípulos y amigos echaban ropas a su paso
y ramas de palmeras, olivos y arbustos, gritando enardecidos:
¡Hosanna en las alturas! [Hoshana: ¡Sálvanos!]  ¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas!

Lo que hoy llamamos entrada triunfal  es la imagen contrapuesta
a la entrada triunfal del Prefecto Romano, en las grandes solemnidades,
desde su residencia oficial en Cesarea Marítima,
para velar por el orden y la ley y hacer visible el poderío de Roma.

Lo cuentan los cuatro Evangelistas, con apenas leves diferencias.
Fue quizás solo un rato de fervor mesiánico.
Una ingenua humorada llena de sentido.

O quién sabe si algo más, que no alteró las drásticas normas del Imperio.
No parece tan solo un relato parabólico,
sino toda una parábola en acción sobre el Reino de Dios que ya viene,
recogida por las cuatro tradiciones evangélicas.