(Ver las notas de los días anteriores. Ver La visita de las mujeres en la bitácora del 5 de abril de 2021. O La aparición de Jesús a María Magdalena, el 15 de abril de 2020)
El encuentro con la Magdalena
Jn 20, 11-18
Ni Pedro ni María de Magdala
creyeron de buenas a primeras.
Volvió María al sepulcro
tras anunciar a los discípulos la ausencia del cadáver.
Mujer comprometida,
discípula ideal, que buscaba llorosa al Maestro en todas partes,
quería saber dónde le habían puesto,
deseosa de llevárselo con ella.
El evangelista Juan compone aqui
toda una trama reveladora,
una bella epifanía de Dios.
Dos ángeles testigos, blancos de cielo, voz y figura de Yahvé,
y el mismo Jesús resucitado, a quien confunde con el hortelano,
le preguntan por qué llora. ¡Ya no es tiempo de llorar!
Pero cuando el Buen Pastor la llama por su nombre,
entonces cree,
se abren sus ojos a la fe, y se arroja a los pies del Maestro:
–Rabunni (Maestro, mi Señor)…
María es la primera misionera, la encargada de anunciar a los discípulos,
devenidos hermanos,
que Jesús sube al Padre,
más Padre y Dios para nosotros ahora,
pues la antigua Alianza se ha cumplido hasta el final.