El ayuno

Uno de los signos públicos que diferenciaba a Jesúsy sus discípulos de Juan Bautista y los suyos, así como de los fariseos y sus seguidores, es que los primeros no ayunaban en los días en que el ayuno era voluntario en Palestina. Eran tiempos de boda, según las palabras de Jesús, y mientras estaban acompañando al novio, no podían ayunar sus amigos. La Iglesia primitiva volvió a la práctica judía,  con los gloriosos precedentes de Elías y Moisés, más cercana a Juan, y,  varios siglos después, el Islam hizo también del ayuno (relativo) una de sus señas de identidad. Hoy, casi desaparecidos los ayunos obligatorios en la Iglesia católica, el ayuno es conocido socialmente sobre todo como signo de protesta o reivindicaicón -los célebres ayunos hasta la muerte de los militantes del IRA-, mucho más que como significantes religiosos en su tradicional sentido penitencial y expiatorio. Pero al mismo tiempo, el ayuno voluntario, aparte otras preferencias particulares muy respetables, vuelve al espíritu humanista de los profetas (l¡os trenos de Isaías contra el ayuno de los injustos!) y se entiendey  practica el ayuno  en muchos casos como signo eficaz de com-pasión con los  cientos de  millones de personas hambrientas, como gesto personal y colectivo de denuncia, de lucidez, de participación, de liberación. El día del ayuno voluntario, promovido por Manos Unidas, un día de febrero de cada año (ayuno-oración-reflexión-donativo), es uno de los muchos ejemplos admirables.