Ayer, en el Question time del Senado, al presidente Sánchez, tras unas palabas que parecían amables para el senador gallego recién llegado, le salió el orador populista y propagandista que es y, sin contestar a una sola pregunta, respetuosa y actual, que le hizo Feijóo, se dedicó a resumir los logros de su Gobierno y a repetir su curiosa teoría antidemocrática de que la oposición estorba, siempre estorba, dicho tres veces, como en tiempos de Casado. Y cuando su oponente fue todavía más concreto, se presentó como oposición de Estado, le echó en cara su coalición y su consociación con partidos no de Estado, y le pidió coherencia, Sánchez ya no supo qué decir y arremetió, poco fino, echando toda la hez política posible sobre el PP, como en tiempos de Casado, porque ya no sabe hablar de otra manera, porque, sin saber responder a lo que le pedía el senador gallego, mejor preparado que él para la ocasión, solo quería decir, tramposo, lo que dice siempre, que él es el bueno y la oposición los malos, que él es la justicia social, y los que le estorban la pura [con t, si se quiere] injusticia.