Desventurada vejez, templo sagrado, paradero del los carros de la vida, ¿cómo eres tan aborrecida en ella, siendo el puerto de todos más deseado? ¿Cómo los que de lejos te respetan, en llegando a ti te profanan? ¿Cómo, si eres vaso de prudencia, eres vituperada como loca? Y si la misma honra, respeto y reverencia, ¿por qué de tus mayores amigos está tenida por infame? Y si archivo de la sciencia, ¿cómo te desprecian? O en ti debe de haber mucho mal o la maldad está en ellos, y esto es lo cierto. Llegan a ti sin lastre de consejo y da vaivenes la gavia, porque al seso le falta el peso.
(Mateo Alemán, Vida de Guzmán de Alfarache, Madrid, Real Academia Española, 2005, p. 400)