Una de las noticias del verano fue la sentencia definitiva del Tribunal de Casación del Estado de la Ciudad del Vaticano, que condenaba a Angelo Caloia, presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR) durante veinte años, y a Gabriele Luzzo, apoderado del mismo, a ocho años y once meses de prisión, y a cinco años al hijo de este último, Lamberto, más la multa impuesta a los tres de 22 millones de euros. Por delitos de blanqueo de dinero, peculado y apropiación indebida de bienes, tras haber vendido una serie de lujosos edificios donados al Vaticano en Roma, Milán y Génova a un precio muy inferior al del mercado, embolsándose en su propio beneficio la diferencia, que era transferida a cuentas reservadas en Suiza.
El piadoso Angelo Caloia, de 83 años, fue profesor de Economía Política en la Universidad Católica de Milán, y sustituyó en 1989 en la presidencia del IOR al polémico clérigo norteamericano Paul C. Marcinkus hasta 2009.