Cuando oí los gritos y los aullidos de aquel centenar de salvajes, con su estribillo rabioso ¡Fora els feixistas de l´universitat!, escupiendo y acosando a la valiente Rosa Díez, en la Universidad Autónoma de Barcelona, pensé que era el lema más exacto y justo que les correspondía a ellos mismos. Todos ellos debieran ser excluidos inmediatamente de la universidad. Una universidad que albergue a esos atropelladores soeces y antidemócratas es una universidad altamente peligrosa para la sociedad que la sostiene y espera tanto de ella.