En vísperas de la fiesta de San Francisco de Javier, patrono de las Misiones y gran bautizador por todo el Oriente, me llama la atención la gran cantidad de adultos, que en España -mil por año- y en todas partes reciben el sacramento del bautismo, acompañado muchas veces de la confirmación y comunión.
Como la cuarenteña actriz Vanesa Prieto, residente en París. Miembro de una familia catalana convertida a los Testigos de Jehová, expulsada después de esa Comunidad, víctima de toda clase de abusos por quienes debían protegerla; casada y divorciada, la influencia de su novio y luego esposo francés, católico militante y activo ecumenista, le atrajeron poco a a poco al catolicismo y, tras dos años de formación teológica, recibió los tres sacramentos el año 2019 y, un año más tarde, el del matrimonio. Ahora es una proactiva colaboradora en una red de parroquias de la capital francesa.
O el camerunés Iñigo Karim Ngouanang. Huérfano de madre católica, pero ateo en la práctica, a los 18 años emigró de su país y llegó perdido a Madrid, donde encontró a varios jesuitas y catequistas que le ayudaron a recuperar la fe católica materna y, con la la bendición de su padre, musulmán, recibió los tres sacramentos cristianos de manos del cardenal Rouco, arzobispo de Madrid, en 2010, recibiendo después ayudas de todo género por parte de otros sacerdoes y parroquias.
O María Eugenia Aldama, natural de Miranda de Ebro. Tras apartarse de toda práctica cristiana y buscar su paz en espiritualidades orientales, casada con un católico poco practicante, un embarazo de alto riesgo le hizo reflexionar, se apuntó a un curso de catequesis de adultos, y recibió gozosamentre la confirmación, que de joven rechazó, y encontró la paz junto a Jesús.
O Isis Ruiz Martínez, nacida en Logroño en los ochenta, a quien sus padres, católicos, no la bautizaron, para que ella y sus hermanos lo decidieran siendo mayores de edad. Maestra de Primaria en el colegio del Sagrado Corazón de la capital riojana, se apasionó por la metodología ignaciana, entró en la comisión pastoral del centro, y tras un acompañamiento espiritual del director jesuita del mismo, a sus 33 años recibió los tres sacramentos cristianos.
O Rogelio Arias, conocido artisticamente como Roger de Flor, músico y compositor ferrolano, dejado también sin bautizar por sus padres para el día de mañana. Gracias a una antología de William Blake, que le inspiró muchas canciones, un viaje a Italia y conversaciones profundas con varios teólogos y sacerdotes pastoralistas gallegos, fue bautizado hace tres años por el obispo de Mondoñedo Luis Ánge de las Heras.
Y asi tantos y tantos.