Lo primero que hay que hacer es desmontar las mentiras que llegan desde el Gobierno sanchista contra el empresario Rafael del Pino, tercera fortuna de España, propietario de una de las empresas españolas más importantes en todo el mundo, e hijo del fundador de la misma y de la ejemplar Fundación, que lleva su apellido, que financia una larga lista de obras culturales en nuestro país.
Ni Ferrovial se va de España, donde solo tiene un 15% de sus trabajos. Ni su propietario tiene intención de sacar de España su contribución personal económica. Ni los ERTES, como dice la ministra de Trabajo, fueron un regalo del Gobierno a las empresas.
Por otra parte, ¿de qué se quejan los ministros y ministras de un Gobierno, donde, comenzando por su presidente, no hacen más que insultar, denunciar, apuntar, incluso con nombres y apellidos, a la clase empresarial, día tras día?. ¡Y ahora a este empresario concreto le acusan hasta de antipatriota, ellos y ellas que jamás se atreven a pronunciar la palabra patria!
¿Antipatriota son los hermanos Gassol? ¿Los innumerables futbolistas y deportistas en general, así como cantantes, científicos, profesores, artistas, médicos,, enfermeras…, que trabajan fuera de España?
¿Fueron antipatriotas los muchos empresarios europeos que trajeron sus empresas a España? ¿Los denunciamos como a tales cuando llegaron??
Y ¿qué se hizo de aquella libertad europea, que consistía en en la libre circulación de personas, capitales y mercancías?