Tránsfugas

 

Ya están algunos tránsfugas, con su sonrisa helada, mirándonos retadores desde sus ventanales prelectorales.

¿Querrán que nos acostumbremos a ellos?

Los tránsfugas son muy peligrosos para la democracia.

No por trans.  Ni siquiera por fugitivos

(todo el mundo puede cambiar de partido, cuando buenamente quiera),

sino por desleales, con el escaño ajeno al hombro.

Por fugaces.