Europa, potencia militar ahora o nunca

 

        Durante las últimas semanas de febrero y marzo, el Consejo Europeo decidió imponer nuevas sanciones a la Rusia de Putin; denunció una vez más la guerra de agresión rusa contra Ucrania y reiteró pleno apoyo a la nación mártir; los líderes del G-7 se reunieron con el presidente ucranio Zelensky, y, sobre todo, llegó la condena de  Rusia (23 de febrero) por la Asamblea General de la ONU, pidiendo al país agresor la retirada inmediata, completa e incondicional de todas las fuerzas militares rusas, por 142 votos a favor, 7 en contra  (Rusia y sus satélites Bielorrusia, Eritrea, Mali, Nicaragua, Corea del Norte y Siria), y 32 abstenciones.

Que 32 Países se abstengan a estas alturas indica bien a las claras, unidos a los que votaron en contra,  qué grado de antidemocracia rige todavía en un  quinto de muestra primera institución política mundial.

Días claves para la Unión Europea. ¿Asumiremos la tremenda responsabilidad histórica que nos toca? ¿Tomaremos por fin en serio el deber supremo de nuestra defensa en común, iniciada desde la fundación de la Alianza Atlántica en 1949?

Cierto que la guerra de agresión a Ucrania nos ha hecho sonar todas las alarmas, cambiar por completo nuestra política de seguridad y defensa, gastar en favor de Ucrania 67 miliardos €, de ellos 12 para ayuda militar, hasta febrero de 2023, cifra inimaginable solo hace unos meses. Pero todo esto, que es mucho, acabaría siendo poco, si no tuviéramos un propósito serio y continuado de  una industria de defensa europea, y de una política común de seguridad y defensa, en coordinación con con USA y la OTAN,  a muchos años vista, que haga de la Unión Europea una potencia militar acorde con su envergadura política, económica y cultural. Si ahora, no. ¿cuándo?

¿Estaremos dispuestos por fin a crear esas forces en marche, de las que hablaba Antoine de Saint-Exupéry, a las que suelen seguir las verdaderas soluciones, en todo tipo de situaciones?