Cuando no votar es lavarse las manos

 

                              Ya va siendo una suerte de costumbre que el presidente del Gobierno se ausente de las Cortes cuando no quiere, por razones personales y partidistas, casi siempre también electorales, unir su voto  al de su partido, y menos su imagen a la imagen de su grupo votando una cierta resolución polémica. Como es el caso, repetido esta vez, de la ley de Solo si es sí, la que comenté en una de mis entregas.

No ha querido estar presente en el momento más grave para su Gobierno de coalición, que ha sido la división entre PODEMOS y el PSOE, que fueron un día los grupos que aprobaron el nefasto  proyecto en un Consejo de Ministros. Lo sostuvieron durante siete meses, y ahora, ante un clamor de rechazo nacional, los socialistas, se han visto obligados a votar un serie de enmiendas que lo rectifican en uno de sus puntos más conflictivos, mientras las ministras podemitas y su grupo parlamentario se aferran, inquebrantables, al texto primitivo.

Pero, además, el presidente Sánchez, el inventor de la iniciativa política original del No es No al Partido Popular y a la derecha en general, no ha querido tener que coincidir tampoco, en la realidad de la imagen, con tan execrable enemigo.

En este punto le imitó su patrocinada, la blanca y blanda Yolanda, que se acercó al Congreso para consolar durante unos minutos a sus rivales ministras podemitas, en su día político más triste, según el testimonio de una de ellas. pero tampoco pudo tolerar la imagen de su voto coincidiendo con los diputados del Partido Popular  y del PSOE contra su grupo de origen, que es el de PODEMOS. Por lo que votó por tele-mensaje.

Hablando del prefecto romano Pilato, el evangelista Mateo añade la tradición, seguramente legendaria, de que la mujer de aquel, mientras su marido estaba sentado en el tribunal que juzgaba a Jesús de Nazaret, le mandó a decir:

No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.

No sé si fue la mujer de Sánchez la que le hizo decir que no pactara con los-las podemitas, porque no podría en ese caso conciliar el sueño. Pero el presidente algo parecido a eso nos dijo la víspera de pactar con ellos.

Pero, una vez que pactó, no se atreve ni siquiera a aparecer contrariándoles, sobre todo en el Congreso de los Diputados.

Y mientras la militante portavoz socialista tomó agua en la tribuna de los oradores y no se lavó las manos, sino que tuvo que retirar el primitivo texto de la ley, sustituyéndolo con otro de inspiración popular, el presidente Pedro Sánchez, ausentándose del hemiclclo, se lavó simbólicamente las manos.