Él fue
el primero.
Se dejó ver.
(El griego nos dice:
ofzé).
Los que le amaron
le vieron
y no dudaron.
Y vívamente creyeron
en Él.
Vencedor de la muerte y mensajero
de la vida.
Como un amanecer.
Así de sencillo
y certero
fue.
(El griego nos dice:
ofzé)
Él solo
es
el autor y el destino señero
de nuestra fe.