El presidente Pedro Sánchez, tras su encuentro con el presidente Biden, ha ido mucho más lejos que Chivite y Ramírez, que se quedaban en lo legal y hasta lo justificaban, y ha calificado de no decente la presentación como candidatos de 44 candidatos de Bildu, condenados por terrorismo, y hasta 7 de ellos por terrorismo con delitos de sangre: No es decente y merece el mayor de los reproches. Pero, señor mío, si eso no es decente, el mayor, el más elemental de los reproches es no colaborar ni pactar con quienes han cometido esa indecencia. Y, si, según el mismo Sánchez, esos candidatos solo deben dar un mensaje de perdón, reparación y arrepentimiento, y no lo hacen, o hacen lo contrario, usted me dirá qué debe hacer usted. A no ser que las palabras signifiquen una cosa en la Casa Blanca y otra en la Moncloa.
Y un recadito final para barones tan simpáticos como García Page y Lambán. Es demasiado tarde y demasiado preelectoral para rectificar la política del Gobierno Sánchez de tener como socio preferente a Bildu, sucesor de ETA-Batasuna. Han tenido cuatro años para hacerlo. Especialmente Lambán, que ha mantenido varios encuentros con Chivite, podía haber hecho público su pensamiento mucho antes, por ejemplo antes de la votación en el Parlamento navarro de la nueva presidente del Gobierno.
Dentro de pocos día, tendrá una nueva oportunidad.