Objetivo: la destrucción de Israel

 

          La situación política  actual de Israel-Palestina tiene su origen en el resultado de la guerra de 1967, tras la cual  Israel conquistó la península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán. Desde entonces Palestina quedó reducida  a lo que es hoy. De los 20.000 kilómetros cuadrados que tenía el Estado de Israel tras su victoria de 1948, había llegado a los 102.400, que son los que cuenta  actualmente.

Si la primera guerra 1948-1949 fue iniciativa inequívoca de los cinco Países árabes circundantes, tras la partición de la ONU, se ha discutido hasta la fatiga, y se sigue discutiendo, sobre la responsabilidad de la segunda guerra, la más decisiva de las habidas hasta hoy. Tras la guerra de 1956 entre el Egipto de Nasser y las potencias europeas Inglaterra y Francia por el Canal de Suez, donde Israel fue claramente aliado de los europeos, la relación con sus vecinos árabes se había deteriorado gravemente. En mayo de 1967 Egipto expulsó a  las Fuerzas de Emergencia e Interposición, instaladas en su territorio 1957 como medida máxima de seguridad y de pacificación; poco antes  había bloqueado los estrechos de Tirán, contra las leyes marítimas de la ONU, y remilitarizado las fronteras con Israel con siete divisiones que sumaban 100.000 hombres y 1.000 tanques, lo que, unido a las fuerzas militares de los otros cuatro Estados árabes les daba un evidente predominio sobre las capacidades militares del Estado judío.

Por si los hechos no fueran suficientes,  se había convertido en cantinela diaria en todos los países árabes hostiles  la destrucción de su principal enemigo, el Estado de Israel. El  17 de mayo, el  abogado Ahmed Shukeiri, presidente de la OLP (Organización para la liberación de Palestina), coalición de partidos formada bajo los auspicios de la Liga Árabe en 1964, no tenía reparo en proclamar: Los judíos que sobrevivan a la guerra que es inminente, serán autorizados a vivir en Palestina, pero no espero que muchos podrán hacerlo.  Nada extraño, pues la originaria carta orgánica de la OLP llamaba a la aniquilación de Israel. Diez días más tarde, el dictador egipcio, coronel Gamal Abdel Nasser, todavía le ganaba en claridad y valentonía: Nuestro objetivo básico será la destrucción de Israel. El pueblo árabe quiere luchar.

El  1 de junio siguiente, en la operación denominada Foco, dirigida por generales, que hoy son leyenda: Rabin, Dayán o Sharon, la aviación israelí machacaba, por sorpresa, en unas horas la aviación egipcia, y en seis días -La Guerra de los Seis Días- derrotaba ampliamente a las fuerzas coaligadas de los cinco Países árabes en lucha, al norte, su y este de Israel, y ocupaba todo el territorio atribuido a los palestino por las Naciones Unidas en 1947.