La guerra de Yom Kipur (Día de la Expiación), que duró desde el sábado 6 de octubre, día sagrado para los judíos, hasta el 25, comenzó con el ataque por sorpresa de una coalición de Estados árabes, dirigidos por Egipto y Siria, con vistas a reconquistar, respectivamente, El Sinaí y los Altos del Golam, ocupados por Israel en la Guerra de los Seis Días.
En septiembre de 1970 había fallecido el presidente Nasser y le había sucedido Anwar Sadat, que recibió una herencia envenenada. Y la poderosa Golda Meir gobernaba en Tel-Aviv, con el general Dayán como ministro de defensa. Ni la Liga Árabe ni todo el mundo musulmán se habían curado de la profunda herida que les había dejado la victoria avasalladora israelí en 1967. Particularmente grave era la crisis política y económica en Egipto, y Sadat intentó superarla, soñando en un próximo desquite militar, por medio de compras masivas de armamento a su aliada la Unión Soviética que, por su parte, no veía con buenos ojos un nuevo conflicto en Oriente Medio, mientras intentaba fortalecer las buenas relaciones con su rival americano, comandado por el presidente Richard Nixon y su secretario Henry Kissinger.
Egipto y Siria atacaron los primeros esta vez, pero, a pesar de la sorpresa, y de los primeros triunfos egipcios, los ejércitos israelitas, muy superiores en armamento militar, no en seis pero sí en diecinueve días, estaban a las puertas de Suez y de Damasco. Por resolución de la ONU y los buenos oficios de las dos grandes potencias, se llegó al alto el fuego. El acuerdo se firmó en el kilómetro 101 de la carretera que va de Suez a El Cairo y se intercambiaron los prisioneros. Se retiraron luego los ejércitos israelíes de la orilla occidental del Canal, y se fijó una franja de 11 km, de separación, donde se situó la fuerza de interposición de la ONU, formada por soldados austriacos, noruegos y finlandeses. Poco después se llevaba a cabo un parecido acuerdo entre Israel y Siria, y el ejército ocupante se retiraba de la parte oriental de los Altos del Golam.
Tras los acuerdos parciales alcanzados por Israel y Egipto en el Convenio de Ginebra, de 10 de octubre de 1975, y la visita de Sadat a Jerusalén, invitado por el primer ministro israelí Menájem Begín en 1977, llegaron los Acuerdos de Camp David (1978), bajo la tutela cercana de USA, por los que Israel devolvió a Egipto la península de El Sinaí; por vez primera, un Estado árabe, Egipto, reconoció al Estado de Israel, y ambos Estados normalizaron sus relaciones.