Con el título Gaza y el declive moral de Occidente, escribía anteayer en DN el parlamentario navarro Iñaki Iriarte. Escrito con verdadera pasión de la buena, me ha recordado las docenas de propuestas que presenté en el Parlamento Europeo en favor de la causa palestina y de las muchas horas dedicadas a ese fervor allí y aquí, cuando el palestino refugiado en Navarra M. Rabani y yo fundamos el movimientos Peace in Palestine-Paz en Palestina con la intención de dar a conocer la situación real de Israel-Palestina y mover las conciencias ante aquella terrible situación.
Tiene Iriarte razón que le sobra cuando recuerda que, si Occidente tiene sin duda una deuda moral con el pueblo judío, que sufrió durante siglos guetos, progromos, expulsiones, conversiones forzadas…, no la tiene menos con el pueblo palestino que durante todos estos años desde 1948 ha sufrido horrores parecidos de mano de los sucesores de los que otrora sufrieron todo eso. Y sobre todo, estos días en la Franja de Gaza: Permitir que millones de personas, cientos de miles de de ellas niños, sean privadas de todo y asesinadas impunemente, muchas condenados a agonizar lentamente bajo los escombros y no condenarlo, rebaja nuestro grandes principios a una expresión de cinismo de la peor especie.
No pide mucho el político navarro: ¡y no condenarlo! El sabe bien que sólo los Estados Unidos de América, el mismo País que ha impedido decenas de veces que las condenas de la ONU tuvieran alguna eficacia contra el Estado de Israel, podrían detener esta matanza. Pero la verdad es que la Unión Europea podría hacer algo más que condenarla. Y es que la ocupación y el aislamiento, y la constante violación de la Convención de Ginebra y de las resoluciones de la ONU se han sucedido demasiado tiempo desde 1948 hasta aquí, y fuera de muchas buenas intenciones y de mucha palabrería, Occidente poco ha hecho por acabar con los excidios y a la vez por buscar una solución o, al menos, una salida a tan prolongado conflicto. Pero tampoco la Liga Árabe. Ni los países musulmanes en su conjunto. Ni los Estados árabes que abrieron relaciones con Israel.
Y tampoco los palestinos que, dentro y fuera de Palestina, siguen empecinados en acabar con el Estado de Israel, Y aquí veo el talón de Aquiles del excelente escrito de Iriarte, poco claro con la responsabilidad de las fuerzas palestinas extremistas y fanáticas, y de aquellos países árabes, que durante muchos años han estado y están financiándolas, manteniéndolas, azuzándolas, como es el caso actual de Siria, Líbano y sobre todo Irán.
Lo que no quita un ápice a la responsabilidad de la Unión Europea, esa luz y faro de las naciones, ese Occidente que supo crear un tipo de hombre y de sociedad inéditos., que Iñaki Iriarte ve en claro declive.