Según las estadísticas oficiales, en España 4.097n personas se quitaron la vida en el año 2022; es decir, 11 al día. Un 2´3% más que el año anterior. Las cifras no dejan de crecer año tras año. El suicidio es, además, la primera causa de muerte en jóvenes y adolescentes entre 12 y 29 años, lo que equivale al 57% de todas las defunciones por causas naturales, muy por encima de las debidas a accidentes de tráfico. Los intentos frustrados son muchos más: al menos, 20 por cada suicidio consumado. No olvidemos tampoco que los acogidos a la ley de la eutanasia fueron, al año de su vigencia, 260.
El exitososo novelista, el sacerdote extremeño Jesús Sánchez Adalid, que comenta en VN estas cifras, habla, sí, de desilusiones y desencantos, pero termina escribiendo:
Pero creo yo que las raíces de este terrible mal son mucho más profundas. Se trata de una auténtica pérdida de sentido, de aquello que da significado y soporte interno a la existencia. ¿Y quién puede ofrecer ese camino? Para los cristianos el propósito de la vida es alcanzar la salvación mediante la gracia de Dios y la intercesión de Cristo. La Buena Noticia es creer y sentir que Dios desea tener relación con nosotros, tanto en esta vida como en la que ha de venir, lo cual solo es posible si comprendo y deseo que se perdonen mis pecados. Entonces seré una persona definida por Dios y no una presencia ansiosa en cada situación. Esta es la raíz de toda evangelización, ya sea con jóvenes o con viejos. Pero, si no los llevamos a Cristo, ¿qué sentido tiene cualquier esfuerzo?