Hakuna Music Group. (Del grito centroafricano “Hakuna Matata” -No hay problema-, con que se anuncia la película El rey león). Ni voz estrella, ni único compositor. Las canciones como manera de evangelizar. Éxitos primeros. Puente entre la Iglesia y los jóvenes. Se llaman pringados pero son estudiantes y recién licenciados, de clase media-alta. Se acunó en la JMJ brasileña y se presentó pujante en la de este año en Lisboa. De la mano del sacerdote José Pedro Manglado, que abandonó después el Opus Dei, ha logrado colarse en los circuitos generalistas. Oración, ocio, adoración y cervezas. Presentes en más de 20 países y en un centenar de diócesis. Con grupo musical, película documental, editorial propia y mercadotecnia. Sus canciones alcanzan ya 14 millones de reproducciones en Spotify y en Tik Tok. Asociación privada de fieles, aprobada en 2017 por el cardenal Osoro, arzobispo de Madrid, sonaron en la reciente boda de Tamara Falcó. El papa Francisco los recibió en el Vaticano. Podrían aspirar a ser una Sociedad de Vida Apostólica tras su aprobación pontificia, pero al mismo tiempo han constituido la Fundación Hakuna Revolution, a todos los efectos civiles.