Ahora que se celebra el cincuentenario de la muerte del historiador catalán Jaume (y Jaime) Vicens Vives (Gerona, 1910), recuerdo con emoción cuánto deben mi vocación de historiador y mi devoción a Cataluña a sus libros, especialmente a su Aproximación a la historia de España 1952) y a su Noticia de Ctalunya (1954). Él fue uno de los renovadores de nuestra historia y uno de los primeros en poder homologarse con sus colegas europeos. Catalanista moderado, con fuertes inquietudes sociales, se interesó siempre vivamente por lo humano de la historia y le fascinó el estudio de Fernando el Católico como fundador del Estado moderno, de la burguesía y las luchas sociales durante los siglos XIX y XX, y de las relaciones entre Cataluña y el resto de España. Fue un auténtico intelectual con clara vocación política. Recuerdo haberle oído a su amigo P. Batllori que estuvo a punto de ser ministro, pero entre el abstencionismo y el colaboracionismo, eligió quedarse en tierra libre. Hombre de carisma seductor, entusiasta, polemista y polémico, volcado en reflexiones interiores y en relaciones exteriores, modesto a la vez que muy capaz, seguramente no dejaba a nadie satisfecho ni indiferente tampoco, como todos los grandes hombres. Yo le recuerdo, le agradezco y le leo.