Ayer, con su infame discurso en favor de la amnistía a los golpistas catalanes, que antes abominó, Patxi López no nos heló la sangre, como profetizó, y con qué fuerza, en aquel momento sublime, la madre de los Pagaza. Lo teníamos previsto. Faltó el factor sorpresa. Lo esperábamos, es decir, lo temíamos.
Y ya tampoco nos helará la sangre, cuando en Euskadi ocurra lo que tenga que ocurrir para que se cumpla la voluntad de Pedro Sánchez, pues ya no se trata de otra cosa distinta. Sea Patxi López u otro lacayo cualquiera quien lo anuncie y defienda.
Tampoco nos ha helado la sangre, y que yo escriba la bitácora es la prueba, la noticia del PSOE de haber entregado la alcaldía de Pamplona a los herederos de ETA-Batasuna. Era noticia muy anunciada. Era profecía cumplida en la voluntad de Sánchez y de todo este desgraciado PSOE desde los pactos secretos con Bildu.
PD. Ahora los tránsfugas de UPN, que con su voto contra su partido aquel día en las Cortes originaron esta catástrofe anunciada, tienen la palabra. Y el PP, que los hizo buenos y respetables, y contribuyó decisivamente a la división del centro-derecha en Navarra, causa cercana de lo que ahora está sucediendo.