Los castros de Cirauqui (Y La Nobla de Enériz) (y II)

 

                                    Desde la cima del castro  de Urbe miramos la mole oscura de Monte Esquinza,  que llega a los 738 metros, un macizo, cubierto de robledales y encinares, que tiene varios picos con sus correspondientes quebradas, en uno de los cuales queremos adivinar el castro de Murugain, de la Edad del Hierro, con una altura de 668 metros y una superficie de 7.300 cuadrados. Digo esto, porque hemos intentado, a mediodía, subir hasta él por una pista que hemos tomado cerca de Lorca, pasando entre varias piezas de cereal bien nacido y trozos de monte bajo, pero que terminaba ya en una verja, ya en otro labrantío. Otro día daremos con el camino acertado.

Lo descubrió Javier Armendáriz, cerca de una fuente de agua junto a una antigua choza y varios manantiales de agua, que harían posible la vida del viejo poblado. Encontró allí la vieja muralla de piedra que cubre todo el perímetro, a canto seco, reparada seguramente por los propietarios de la finca, que la cultivaron hasta el año 1967  Y encontró también los habituales molinos barquiformes de piedra  y las  habituales cerámicas manufacturadas y torneadas. El arqueóogo navarro habla de un clandestino devastador en los noventa, que debió de hacer diabluras en el yacimiento, donde se hallaron igualmente cenizas y restos de carbones, que hablan de una destrucción final del poblado.

A la vuelta de nuestra semifallida excursión, nos detenemos en Enériz -otro patronímico agrario, de Enericus-, donde hace unos meses, en el recorrido por los castros de Añorbe – Gazteluzar y San Martín- y Enériz, confundimos el castro de La Nobla con un cerro -¿Mendartea?-, que nos engañó  por su similitud con el castro-tipo y sus clásicos fosos y actualmente cultivados.

Pero el castro de La Nobla -nombre de un término adyacente-, vertiente septentrional de Montemotxa (626 m), con una altura de 485 metros y con 12.000 de superficie, se encuentra justo al otro lado del río Robo, cerca de un rodal de casas nuevas, que se extienden en línea horizontal hacia el poniente  del pueblo. Espolón montañoso, que domina todo Valdizarbe, visto de frente, por el flanco norte, deja ver bien claros los cuatro abancalamientos que traducen a la vista las defensas sucesivas del poblado defensivo.

Arrasada toda evidencia estratigráfica y mural por los cultivos hasta hoy mismo. no tiene mucho que mostrar, sino es la misma estructura defensiva de los fosos, de los que los dos superiores pudieron ser el espacio económico del poblado. Quizás su existencia se remonta al Bronce Final. No llegó a la época romana y sus pobladores bajaron probablemente hasta  los alrededores del lugar donde hoy se levanta el monumento al Sagrado Corazón, cerca del pueblo.

Cuando nosotros subimos por un sendero pedregoso, baja un ex alcalde Eneriz, que ha salido a pasear con su perro, y a pasear a su perro también-

-Buenas tardes, oiga, ¿es esta La Nobla?
-Sí , esta es.
-Gracias.