Cataluña, nación

He escrito más de una vez, tratando de Navarra, Cataluña , o del siglo XVI, que el término nación ha tenido diversos siginificados y que no tendría demasiada importancia su uso cuando se habla, vg., de nación en sentido étnico-cultural, si no fuera por la peligrosa tergiversación dentro del riguroso vocabulario jurídico-político empleado en la vida polìtica del siglo XXI, si queremos entendernos y convivir. De ahí que muchos políticos catalanes que se empeñaron en llamar, a España ,siquiera por una vez, en el prólogo del Estatuto, nación de naciones, para poder llamar nación a Cataluña, después no llaman jamás  simplemente nación a España, porque para ellos es otra cosa mucho menos que nación: algo así como un Estado, un conjunto o síntesis, a lo más, de verdaderas naciones. Y es el caso que otro ejemplo de esa tergiversación nos llega de quien menos podríamos imaginar: nada menos que del secretario general de UGT de Cataluña (Catalunya, claro), Josep María Álvarez, José María en su casa materna. Este señor, en su discurso del 1 de mayo, peroró, cómo no, sobre la necesidad (se supone que sindical) de defender el Estatuto (Estatut) catalán  frente a un Tribunal Constitucional caducado. Y proclamó como razón principal -para la cual igual da un tribunal caducado o no- que Catalunya es una nación y que nadie tiene derecho, por tanto,  a decidr sobre su identidad. Así que, sin necesidad de buscar independentistas ruidosos, fíate de la la palabra nación y no corras…