La Agencia 2030 (y IV)

 

               Por fortuna,  la parte más viva y resuelta de la Iglesia en España no ve a la Agencia 20-30 como una trampa al servicio del globalismo, ni como un instrumento para un nuevo orden mundial donde impere la ideología de género. Ni, a primera vista, con recelo, o, peor, con desprecio.

Desde Caritas Española, la jurista Sonia Olea  la ve como un medio que los Estados se han dado para hacer realidad el sueño de unos derechos humanos para todas as personas y en función de políticas públicas revisables, y ve evidente que nadie puede quedarse fuera. Es, según su opinión, poner en el centro lo que importa: el derecho al agua, a la soberanía alimentaria o a la vivienda adecuada, así como la conciencia del trabajo decente de la salud mental o de la emergencia climática.

Inmaculada Mercado, directora de la Proclade Bética, ONG de los claretianos, que pertenece a la Red de Entidades para el Desarrollo Solidario (REDES), que suman 55, se remite al discurso del papa Francisco ante la Asamblea de la ONU y a la Doctrina Social de la Iglesia, y achaca a un sistema patriarcal ancestral utilizar las referencias a la ideología de género como coartada para desacreditar las luchas por la igualdad que protagonizan las mujeres en todo el mundo, y que ponen en cuestión un sistema de dominación que pretende mantenerse .

Marco Gordillo, miembro dela plataforma Enlázate por la Justicia (que engloba a Caritas, Cedis, CONFER, Justicia y paz, Manos Unidas y REDES) recalca que la Agenda es el consenso de la comunidad internacional para garantizar una vida digna para todos, y que por primea vez , tenemos una Agenda en la que abordar simultáneamente las cuestiones sociales con las económicas y las ambientales, a la vez que no puede menos que hacer una lógica referencia a la encíclica Laudato si.

Lo cierto es que en numerosos colegios, muchas diócesis, muchos centros de Caritas en toda España se han organizado cursos, cursillos, talleres, certámenes… sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En fin, Ricardo Loy, secretario general de Manos Unidas, no entiende la oposición frontal de algunos sectores a una declaración de intenciones y a un programa que necesita de medidas concretas para su implementación y que desde 2015 ha  tenido pocas consecuencias prácticas. Y termina diciendo: Sólo, cuando asumamos que la suerte de la humanidad depende de nuestro compromiso con el dolor que sufren nuestros hermanos, será posible transformar este mundo. Y desde una perspectiva católica, la llamada del Evangelio para con la suerte de los más débiles es señal para seguir compartiendo y apoyando cualquier proyecto cuyo objetivo sea que todos consigamos una vida buena.