Cuando a Luis de la Fuente, el entrenador que llevó a España a ganar su cuarta Eurocopa este verano, le preguntó un periodista de la BBC dónde queda Dios y la fe a la hora de ganar un partido de fútbol, quiso aclarar que su religión no tenía nada que ver con la suerte o con el totemismo: Rezo todos los días. No soy nada supersticioso. No me pongo una camisa amarilla el día que gano. Si rezo hoy o mañana, es porque lo llevo haciendo desde hace mucho.
El que, ante toda España, celebró en la Cibeles los valores evangélicos de sus futbolistas: el sacrificio, el trabajo, el compañerismo, la generosidad…, respondió a otro comunicador, cuando intentó tentarle con la eterna aporía de Dios y el mal:
Dios no es responsable de eso. Somos los hombres los que somos responsables de lo que hacemos, los que tomamos las decisiones. Dios no tiene que estar custodiando a nadie. Es cuestión de mirarnos a nosotros mismos y pensar que estamos haciendo mal para que esas cosas ocurran.