La Comunidad apostólica (I)

 

                  Con la ayuda de los exégetas Juan Antonio Estrada (Para comprender cómo surgió la Iglesia); Gerd Theissen (La religión de los primeros cristianos. Una teoría del cristianismo primitivo); L. Michael White (De Jesús al cristianismo); John Dominic Crossan (El nacimiento del Cristianismo),  y una mano del exégeta salesiano catalán Jordi Latorre Castillo, voy a redactar una serie titulada La Comunidad apostólica, breve, sustancial, pedagógica y clarificadora sobre ese momento decisivo y creador de nuestra Iglesia.

I

Las primeras comunidades cristianas

                En el mundo grecorromano antiguo los artesanos se reunían en cofradías de artes y oficios bajo la protección de alguna divinidad. Los adultos varones  formaban también en los gimnasios sociedades culturales, deportivas y políticas. Numerosas eran asimismo las congregaciones de carácter religioso mistérico, que solían participar en un banquete ritual común: las de culto a Dionisio, a Mitra…

Más estructuradas, si cabe, se presentaban las comunidades judías, tanto en Judea como en toda la diáspora o dispersión, que estaban dirigidas por un consejo de ancianos. Las unía la fe en el Dios del éxodo y la fidelidad a la Torá (la Ley) como norma suprema de vida y acción. Se dedicaban al estudio de la Escritura Santa, a la oración del Sábado, y a la asistencia y hospitalidad de los necesitados del grupo.