La hora de BILDU

 

                           Ya era bien sabido que, tras ERC, PNV y JUNTS, pediría pronto BILDU la parte de socio preferente que le toca, la parte de  indulto  y amnistía que le corresponde. Y así ha sido, tomando como soporte una legislación general europea, enmendada con razón por el presidente Rajoy en su momento, vuelta a ser enmendada ahora por los comunistas de SUMAR, pasada desapercibida por la oposición, y votada después por el Congreso en pleno. Lo que ha aprovechado el Gobierno de Sánchez y el grupo parlamentario socialista para arremeter hipócritamente contra el PP y al mismo tiempo satisfacer a sus socios herederos de ETA-Batasuna. ¡Se les computan los años de condena cumplidos en Francia a los más crueles presos terroristas de ETA y se les descuentan así varios años de prisión en las cárceles de España! Por voluntad del PSOE y de todos sus socios de gobierno.

Pero lo que, después de Cataluña, espera también Euskadi de Pedro Sánchez no es eso solo. Ya el lehendakari peneuvista Pradales comienza a hablar del Concierto Político, un concepto paralelo al Concierto Económico, que su antecesor Urkullu ya sacó a colación, cuando presentó, defendió y consiguió aprobar  en el Parlamento Vasco, con los votos de BILDU, su Nuevo Proyecto de Status Político Vasco. El PNV quiere hacer de aquella concesión de Cánovas del Castillo, en 1878, tras la supresión de los Fueros del País Vasco, recién terminada la guerra carlista, fundamento de relación bilateral total, característica del Estado confederal al que aspiran, sumado también el derecho a decidir. En eso coinciden, como primer paso, PNV y BILDU. La independencia a voz en grito es ya solo cosa de BILDU y de los partidos y movimientos que lo componen. Pero, conociendo a Sánchez, y agradecido a las recientes concesiones, el PNV juega no solo a reclamar el traspaso de las otras 29 competencias estatutarias que viene reivindicando desde 1979, sino a intentar ir cambiando el modelo de Estado autonómico por el confederal -lo contrario del federal-, al menos para ellos. Y, si es posible para Cataluña y Galicia, mejor. Nunca más fácil de conseguir que de un presidente del Gobierno, que necesita para seguir respirando los 5 votos del PNV y los 6 de BILDU.