(El papa Francisco dijo en el encuentro interreligioso con jóvenes, tenido recientemente en Singapur, que las religiones pueden ser concebidas como diferentes lenguas para llegar al misterio de Dios.
Sobre esta hermosa descripción más que definición, el profesor Pedro Manuel Fernández Castelao, profesor de Antropología Filosófica en la universidad pontificia de Comillas, ha escrito en VN unas glosas, que me parecen excelentes, y que resumo aquí con gratitud y admiración profundas)
-No hay lengua falsa. Todas son verdaderas. Más o menos ricas y fructuosas, cualquier hablante encuentra en su lengua materna el camino acertado de llegar al misterio de lo real.
-No existe la gramática completa, el vocabulario absoluto, la lengua perfecta. El tesoro de la realidad no cabe en ninguna de ellas, aunque en todas se refleje con brillantez y verdad.
-No se puede confundir a Dios con ninguna religión. Lo divino de ellas es su fundamento, no lo que ellas son en el espacio y en el tiempo. A Dios no se le tiene de una vez por todas; ni en Jesucristo siquiera, cuando se ha revelado insuperablemente de una vez para siempre.
-Una cosa es su máxima revelación y otra su recepción. Ninguna Iglesia es propietaria del misterio de Dios, revelado en plenitud en el predicador de Nazaret. Es su testigo, su reflejo, su anuncio. Está siempre recibiendo lo que que siempre debe estar comunicando.
-Las religiones no son divinas. Divino solo es Dios. Aquellas solo son las formas humanas con que los pueblos configuran su experiencia de Dios-
-Dios no cabe en ninguna religión. A todas las supera. Pero todas ellas tienen la capacidad de decir desigualmente el misterio de Dios.
-Es mejor estudiar y aprender religiones que perseguirlas.
-La realidad es a las lenguas lo que Dios a las religiones. Misterio esencial. Misterio inefable.