Los interrogantes los pongo yo al título de este artículo de Juan Manuel de Prada, publicado en XL Semanal, del 24 al 30 de noviembre de 2024.
Hablando de la catástrofe de Valencia, y recordando a Voltaire y el terremoto de Lisboa de 1755, el escritor castellano vuelve, una vez más, al problema del mal físico contrastado con la bondad y la omnipotencia de Dios, y se pregunta si la Creación entera ha quedado dañada por nuestra liberad utilizada para el mal moral y continúa: En diversos pasajes de las Escrituras, desde el libro del Génesis al Apocalipsis, leemos que cataclismos y plagas son un castigo que los hombres reciben por su deslealtad. Santo Tomás afirma que Dios consiente el sacrificio de bienes particulares en orden al bien universal; es decir que Dios busca el bien último del hombre, algo que no se alcanza en esta vida ni en este mundo.
Y tras esta muy discutible y muy débil sentencia del Angélico y las malhadadas suposiciones anteriores, termina con la sólita moralina de otros tiempos: Una respuesta que a las personas que han extirpado el horizonte ultraterreno les parecerá brutal, y que a quienes sigan mirando ese horizonte les parecerá insuficiente. Pero ahora vemos como en un espejo, confusamente; algún día veremos cara a cara.
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¿Morimos o nos morimos?
Nadie dice que al nacer
vivimos o nos vivimos.