Venimos de Javier. Después de visitar la vieja parroquia, abierta y bien iluminada, muy cuidada ahora por las nuevas religiosas vecinas, hemos ido a la basílica del santo y, después de esperar largo rato, hemos visto que, por vez primera en esta fecha, no había misa de 6 de la tarde. Entraba y salía la gente y punto. Tampoco, ya oscurecido, había una sola luz en el castillo. Solo estaba iluminado el comedor del restaurante frontero. Qué desolación en la fiesta del Patrono de las Misiones y de Navarra, y en el Día de Navarra también… Hemos recalado en Sangüesa, y en la Santa María la Real hemos celebrado la fiesta litúrgica, en la que un sacerdote joven, tal vez hispanoamericano, ha glosado con acierto la vida del santo.
Me he acordado en Javier del bueno de Pedro Bueno, ahora mermado en su salud, con sus 92 años, en una residencia de Pamplona. Qué mal le hubiera sabido a él, poco frecuentador de misas, que no hubiera misa ni luces en Javier, el pueblo de Francisco de Javier, como él dice siempre, o, simplemente, el santo.
Le conocí a comienzos de los ochenta, siendo presidente de la Cámara de Comercio de Pamplona. Mercader listo y popular donde los hubiera; con una recia vocación político-cívica, bien notable en sus colaboraciones periodísticas; orífice creador y además joyero; viajero infatigable; genio y figura hasta la sepultura; tan irascible como encantador según los casos, la figura de Francisco de Javier, tan popular en Japón, le fascinó y le arrebató en medio de sus mercadurías. Fue digno sucesor de aquellos famosos mercaderes portugueses, que hicieron posible, en buena parte, la vida misionera del santo jesuita. De su entusiasmo por él nació la Asociación Yamaguchi, de la que le nombramos presidente vitalicio y, juntos, recorrimos los lugares del Maestro por todo el mundo: Javier, París, Roma, Venecia, la India, Malaca, Japón, China… Solo se nos resistieron las Molucas, por falta de ocasiones de viaje.
He recordado también esta tarde al P. JM Recondo, el excelente investigador y biógrafo del santo, con quien viajamos a Japón y China, y que fue el principal artífice del nuevo santuario y pueblo de Javier. Tampoco a él le hubiera gustado la aliturgia y oscuridad de esta tarde en su pueblo de adopción.