Una cita de Ezequiel

Dice el profeta Ezequiel: Por mi vida, oráculo del Señor, Yahveh, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta de su conducta y viva (33, 11). Esta frase, reproducida sólo en su primer párrafo, por el ideólogo norteamericano y director  de cine Michael Moore, le sirve para condenar con grandes aspavientos la ejecución del primer terrorista del mundo, Osama Bin Laden en su escondite de Pakistán. Lejos de ser un arrepentido y de dar una mínima muestra de ello, seguía maquinando la matanza de  miles de ciudadanos occidentales (cristianos), como lo había hecho en los años en que vivió a sus anchas en Sudán y Afganistán. Era un malvado en acción. Se trataba, por tanto, de un acto de  legítima defensa máxima, no sólo individual sino mundial, por terrible y cruel que pueda parecer. Mucho más que su vida valían las vidas de sus víctimas pretéritas y futuras.