Gustavo Bueno, filósofo español, y ateo esencial, como él se define, dedica muchas páginas de su último libro La fe del ateo a la actual educación para la ciudadanía, a los programas y componentes ideológicos del Consejo de Europa, de la Unión Europea, del Gobierno español de Rodríguez Zapatero y a varios textos, de inspiración cristiana o laicista, que se estudian por ahí. En todos ellos, en unos más y en otros menos, Bueno encuentra, a falta siempre de parámetros, mucha metafísica, mucha abstracción, mucho idealismo subjetivo, mucha ética formalista y mucha ficción jurídico-política, lejanos siempre de la realidad y de los ciudadanos y hombres concretos y vivientes. Una de sus críticas alcanza también a la falta de referencia a la ciudadanía española, ya que la ciudadanía estuvo vinculada en el siglo XIX y comienzos del XX a la Nación. Pero, según el autor, el nacionalismo europeo y el nacionalismo fraccionario antiespañol han hecho que el Gobierno de España se haya olvidado nada menos que de la ciudadanía española: «El Ministerio de Educación del Gobierno «reinante» (porque él tiene la sanción real) es el responsable de que en los programas de Educación para la ciudadanía no figure ni una sola vez el concepto de ciudadanía española. Pero también son responsables los autores de los libros de texto -sean eclesiásticos, contratados por por órdenes religiosas y editoriales eclesiásticas, sean laicos, sean comunistas metafísicos- de Educación para la Ciudadanía, que han dejado de lado los derechos que tenían para interpretar esta disciplina desde la perspectiva de la ciudadanía española, prefiriendo asumir la perspectiva metafísica, o cosmopolita o europeísta«.