Leo en el periódico digital Webislam que, en conversación con ABC, Mansur Escudero, presidente de la Junta Islámica, fundada en España en 1989, ha reclamado a los ciudadanos (supongo que españoles) que «voten a partidos progresistas porque defienden mejor un Estado auténticamente laico«. Es decir, digo yo, un tipo de Estado, que en todos los países con mayoría musulmana en el mundo, y con la semi-excepción de Turquía, los musulmanes aborrecen. Pero aquí, al ser la mayoría católica, deben de pensar que la laicidad (¿o el laicismo?) favorece al Islam y a la «defensa de la igualdad entre las confesiones religiosas«, igualdad que no se reclama ni se exige, al menos en esta página, para las Repúblicas o Monarquías Islámicas, en las que los cristianos, si es que no son perseguidos o excluidos, no pueden levantar una sola capilla. Sin aguardar a la próxima nota electoral que anuncia Escudero, podemos saber ya lo que la Junta Islámica va a decir, sabiendo lo que dijo, hace tan sólo un año, el portavoz de la Junta Islámica, Yusuf Fernández en ese mismo periódico digital, donde pidió directa y tajantemente a los musulmanes en España que votasen al PSOE, IU, Coalición por Melilla y la UDCE, y que no votaran al PP, por la política nacional e internacional de éste último, pero sobre todo y muy principalmente porque durante los ocho años del gobierno de Aznar sufrieron los musulmanes «un ostracismo total«, y nuevas victorias de partido tan poco progresista «supondrían retrocesos graves en los derechos de los musulmanes en España». Uno de los colaboradores habituales, más leidos, de ABC se pregunta intrigado, visto lo visto estos días: «¿Tienen más derechos los musulmanes que los católicos a orientar a sus creyentes? ¿Por qué sotanas no y chilabas? ¿Qué clase de doble rasero es éste? ¿Qué laicismo es el que recorta los derechos de unos frente a los de otros?«.- Vamos a ver si el PP publica una nota enérgica y contundente en respuesta a la de la Junta Islámica, si se queja ante las altas autoridades islámicas de Arabia o de Egipto por los ataques de los musulmanes españoles, si les responden ácidamente cada día en sus próximos mítines, o si les amenazan con serias represalias políticas, en caso de volver al Gobierno, por esa posición netamente partidista, electoralista y crítica.