Estábamos acostumbrados a que las lenguas minoritarias, como el catalán o el vasco, las banderas un día prohibidas y otra clase de signos similares fueran instrumento de protesta, resorte de agitación, señales, proclamas y lemas de resistencia. Pero hete aqui que, en pleno siglo XXI, año 2012, grupos de mossos d´esquadra, toda una institución deseada y creada por la Generalitat de Cataluña se rebelan contra sus superiores, que les han recortado los haberes, se encierran en sus comisarías, reciben al presidente de la Comunidad al grito de ¡Viva España!, blandiendo una bandera española, protestando a gritos en puro castellano y decidiendo utilizar esta lengua como preferente en las comunicaciones internas. Donde las dan las toman, y la risa (la protesta y la reivindicación) va por barrios. Quién lo iba a decir en tiempos de la pretransición, de la transición y de la postransición pujolista. Pero Pujol y Mas dejaron de ser nacionalistas autonomistas, se pasaron al soberanismo, han hecho fintas y hasta declaraciones expresas de independentismo, y se encuentran con lo que nunca hubieran imaginado: que lo español -lengua, bandera…- fuera signo de protesta, emblema de progresismo, arma de liberación. No irá, con todo, la cosa muy lejos. Vendrán los sindicatos españolistas de UGT y CCOO, con sus complejos atávicos de no aparecer tan catalanistas como cualquiera -no sea que los llamen lerrouxistas o españolistas, ya digo- y ahogarán pronto tan original forma de oposición. Pero el hecho, como se dice ahora, se ha producido. Las cañas se han vuelto lanzas y las lanzas cañas. Es bien triste, la verdad, usar los símbolos sagrados de los ciudadanos y los pueblos como armas de combate. Pero son tantas las ocasiones en que en Cataluña se han quemado banderas españolas, sin que nadie haya rechistado; se han hecho alardes de independentismo xenófobo; se han organizado estruendosos referendos para proclamar la separación de España; se ha maldecido e injuriado una y otra a la nación española; se han boicoteado productos españoles; se ha atribuido a España siempre propósitos cainitas, excluyendo siempre cualquier autocrítica catalanista…, que al final un gesto inédito como éste de los mossos d´esquadra, aunque nos llame la atención, lo veamos, por desgracia, como algo no demasiado ilógico. Para pena y vergüenza de todos los amantes de Cataluña y de toda España.