Por fin, desde esta mañana, tendremos en la Iglesia un representante del pueblo en un Parlamento democrático, elevado a los altares, en la figura de la parlamentaria austríaca Hildegarda Burjan (1883-1933), nacida en Görlitz /Alemania) en una familia judía secularizada. Tras casarse con otro judío y sufrir una grave enfermedad, llegó la hora de su conversión al catolicismo. Estuvo también a puntode morir por complicaciones de un embarazo, pero se negó a abortar. En 1912 fundó la Asociación de trabajadoras cristianas a domicilio, que las agrupó en forma de cooperativa. Trs la primera guerra mundial se inscribió en el Partido Social Cristiano (CSP), fundado y presidido por el profesor y escritor de temas sociales Mons. Ignaz Seipel, ministro de Bienestar Social en el último gabinete imperial y canciller de Austria desde 1922 a 1929, salvo unos meses en los que sufrió un grave atentado. En el Parlamento de Viena la singular diputada promovió medidas de protección y educación de la mujer y luchó contra ssu discriminación. En 1920 abandonó la política, no sólo por problemas de salud, siempre quebradiza, sino sobre todo por el antisemitismo, que corroía buena parte de la sociedad austríaca y su mismo partido social cristiano. Fundó entonces una orden religiosa femenina, volcada en el mundo de la exclusión social: Caritas socialis, que ayudaba a mujeres sin hogar, prostitutas, abandondas, madres sollteras…, tareas muy criticadas por la sociedad bienestante de su tiempo.- No necesitamos teorías, sino testigos, acaba de decir el cardenal Schönborn, arzobispo de Viena, una archidiócesis católica golpeada por la secularización interna y extrerna de la Iglesia y por algunos escándalos de miembros de la misma.