En su comparecencia, anteayer, en el Congreso de los diputados, el nuevo ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, que acababa de asistir al enésimo aniversario de la muerte criminal de dos víctimas de ETA, dijo tras oír la intevención de un diputado de Amaiur hablando de presos políticos vascos, que hablar de presos polìticos vascos en España es una indecencia y una inmoralidad. Algunos diputados presentes aplaudieron, no todos. No dijo el ministro nada nuevo y tampoco sorprendente, Pero dijo algo que otros ministros que le precedieron no dijeron, ni lo dicen muchos políticos que se llaman democráticos, ni periodistas que se llaman progresistas, pero sólo elogian y aplauden a quienes negociaron con ETA, como Jesús Eguiguren, por consentimiento o mandato de R. Zapatero, y claman a todas horas por el traslado al País Vasco de esos presos polìticos vascos. La expresión, a todas horas en boca de Batassuna, Aralar y EA, es la más redomada y sutil justificación de toda la la historia de ETA, la más cínica expresión de la inmoral universal, la más cobarde presentación de su intento de continuar el erróneo y falso proceso de paz.