No fue noticia en primera de ninguno de los diarios españoles. Ayer, 3 de mayo, entró en vigor el convenio (la convención) de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, tras haber sido ratificado por una veintena de países, el último: Ecuador. El convenio, primer tratado que reconoce los derechos de estas personas, en el marco del derecho internacional, prevé las medidas, tanto de no discriminación como de acción positiva, que los Estados deberán implantar para garantizar a las personas con alguna discapacidad -¡no discapacitadas!-los mismos derechos, en igualdad de condiciones con las demás. Se trata, en una palabra, de conseguir su plena inclusión en la sociedad.- Quienes, y somos seguramente casi todos, hemos vivido o vivimos con o cerca de personas con alguna discapacidad, celebramos el hecho como un acontecimiento, como una de las novedades más beneficiosas y justas de nuestros días. Ya sé que sólo es el comienzo, la inauguración de una larga etapa, pero de todos depende que vayan cumpliéndose las largas consecuencias prácticaas del convenio formal. Hay ya algo hecho. En España llegan al 7% los empleados con alguna discapacidad incorporados a la administración general del Estado. En Navarra algunas empresas y administraciones públicas, uno de los campos de mayor aplicación del convenio, emplean ya un buen número de personas con alguna discapacidad. Todo es empezar, y empezar con buen pie, nunca mejor dicho.