El hecho de que, según y cómo, hayan tenido un buen resultado electoral en Italia dos notables cómicos, como Beppe Grillo -su partido solitario, mayoritario en el Congreso- y Silvio Berlusconi, que se acerca por unas décimas, tras su reciente dimisión forzada, al pírrico vencedor, Luigi Bersani, explica bien el peligro de inestabilidad subrayado por todos los comentaristas europeos. Italia, una vez más, ha votado a su manera. El país más europeista, desde hace sesenta años, ha votado contra la política actual europea. El país con más partidos en Europa, después de deshacerse de todos los partidos tradicionales, ha visto a uno de sus grandes cómicos anti partidos conseguir un cuarto de los votos, siendo el primer grupo de la Cámara baja. El país que acabó con la corrupción política más extendida, hace treinta años, ha vuelto a resucitar al político más corrupto y corruptor que se conoce y le ha dado un segundo puesto decisivo. El país más conocido por su patriotismo decimonónico y la lucha por su unidad frente a los territorios de la Iglesia, sigue votando en gran proporción a un partido, el de Berlusconi, que lleva en su coalición actual a un partido anti-italiano y secesionista, con el que ha gobernado durante años, la Lega Norte, que quiere reconstruir, fuera de Italia, la Padania. Y aquel gran partido eurocomunista, de los años cincuenta y sesenta, el PCI, recompuesto y vuelto a componer, con una importante masa de católicos políticos y otras fuerzas democráticas progresistas, ha emergido de nuevo, a pesar de una nefasta ley electoral berlusconiana y de varios escándalos en su seno, dispuesto a formar un Gobierno, que tiene los días contados, si un nuevo miracolo italiano, tan cerca del Vaticano, no viene en su ayuda. Para calibrar el caracter antipolítico y anti partidista de las actuales eleccciones, basta tener en cuenta los votos perdidos por los dos grandes bloques en sus feudos más fieles. El Partido Democrático Italiano(PDI), aliado a unas pequeñas coaliciones izquiedistas, pierde en su rocaforte de Emilia-Romagna un 10′ 6 de sus votantes; en Toscana, un 9´4; en Umbria, un 13´6; en Lazio, un 12´0. El Pueblo de la Libertad (PdL), de Berlusconi, unido a la Lega Norte, pierden en Lombardía un 19′ 6 de votos; en el Veneto, un 23′ 0; en Campania, un 17´2 y en La Puglia, un 14´5. Problemas, como se ve, para que los resuelvan los cómicos.