La trampa nacionalista-independentista

Lo ocurrido entre el PSC-PSC (PSOE) y el PSOE era de prever. Mientras los socialistas catalanes del PSC-PSC (PSOE) pueden ser munistros – y hasta de Defensa, para gritar de vez en cuandp, no muy alto, «¡Viva España!»-, diputados a Cortes, senadores, diputados europeos, directores generales y mil gollerías más, gracias al PSOE, los socialistas españoles no pueden entrar para nada en la vida del PSC-PSC (PSOE). Este partido, hoy dividido y subdividido, y a la deriva en Cataluña, ha sido un gran peso muerto en la vida del PSOE, especialmente en los años de Zapatero-Maragall. Ellos, en sus congresos, no se llaman, en verdad, nacionalistas catalanes, sino catalanistas, pero tampco españoles, sino federales. Porque han interiorizado la  tesis nacionalista-confederalista-independentista catalana de que España y Cataluña -hasta Rubalcaba ha aprendido ese lenguaje- son dos naciones distintas, como pueden serlo Serbia y Croacia, Austria y Hungría, aunque luego digan que España es una nación de naciones, pero entendiéndolo sólo como Estado de naciones. No se consideran parte de  la Nación española, ni por tanto están de acuerdo con el meollo de la Constitución. Hablan, como los confederalistas y los independentistas, de Estado plurinacional, pero no de la Nación plural española, como en sus buenos tiempos hablaba Roca i Junyent, padre  constitucional en representación de CIU. De ahí, el pretendido derecho a decidir, es decir, el derecho a la autodetermianación, latiguillo leninista en la URSS de los dictadores leninistas, pero que no existe en el derecho internacional, que sólo admite el derecho de autodetermianción de los Estados. – El PSOE, por fin, ha comenzado a reaccionar. Ya veremos hasta dónde llega  en su sacrosanto ideario partidista.