Como si no tuviéramos bastante con lo ocurrido con tres anteriores presidentes de Gobierno foral en Navarra, nos llega el notición de la conducta antiética de los dos últimos, a propósito de unas dietas excesivas cobradas, junto a otros, miembros de UPN y del PSN, como miembros de la Junta Permanente y del Consejo de Fundadores de la Caja de Ahorros de Navarra: un disparate institucional y económico, que la actual presidente foral se vio obligada a última hora a suprimir. Pero los detalles de los excesos, si no ilegales, sí políticamente reprobabales, publicados hoy por el diario más leído de Navarra y más cercano ideológicamente al Gobierno foral, los deja en una situación muy comprometida. Sobre todo cuando ninguno de ellos, salvo el alcalde de Pamplona, que apenas participó en el dislate, ha dado su brazo a torcer; por el contrario, casi todos han justificado el cobro de las dietas y parecen lejos de pedir excusas y menos de devolver el dinero. Dejo a parte las consecuencias penales, ya que el caso, está parcialmente sub judice, dentro del caso general de Banca Cívica, a requerimiento de UPyD, pero en este momento eso es menos importante.- Esto sucede en Navarra y no en Zamora o en Granada. Y aquí la alternativa es peor, mucho peor, en términos políticos y sociales, que la existente. Y sólo quien conoce bien Navarra puede entender lo que digo. Una allternativa menos mala fuera la exclusión de todos los afectados por el nuevo escándalo en unas nuevas elecciones, pronto o al final de la legislatura. El tiento es para estas ocasiones, aunque el tradicional genio navarro lo pida todo de una vez y a gritos. Espero que algo de nuestra tradicional capacidad para el pacto, al menos cuando no hay otro remedio, sirva tambien para las actuales circunstancias.